Un día me enfermé y falté al colegio. Cuando llamé a un compañero de clases para pedir los deberes, me notificaron que esta personita debía irse con sus padres a otra ciudad. Como ya no estaría más con nosotros, le hicieron su fiesta de despedida. Al regresar a la mañana siguiente, sólo encontré junto a mi asiento, el vacío de su espacio. Y el anhelo del eterno retorno.
Desde entonces la pérdida -siempre imprevisible e incomprensible- se me presenta con matices de irrealidad. Como esta historia que aquí les cuento, y que vivo una y otra vez.
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4 voces:
Donde estudiabas y en qué año fue? Existe una posibilidad de que esa personita haya sido yo!
No creo, el nombre de aquel muchacho era Claudio :o)
Pero por si acaso: estudié en el colegio "Luz de Caracas", y aquello debió ser en el año 1987.
Hasta muy pronto, jefe :o).
linda historia amigui.... no solo en la infancia se tienen este tipod e ensoñaciones.... mucha gente la tiene en el bachillerato, en la universidad, en la edad madura, en la vejez...... muchos vivimos de constantes ensoñaciones.....
besos
Sí, aunque ésta me resultó un poco triste... :(
Besos :)
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