En su página, NBV realiza una pequeña reseña sobre la vida de Don Alonso Andrea de Ledesma, que también pienso parafrasear. La historia transcurre así:
En el siglo XVI, Caracas (provincia española en aquel entonces) era considerada un espacio seguro: bastaba unos pocos hombres ubicados en ciertos lugares estratégicos para defenderla de posibles invasores. Después de todo, estaba rodeada por ese fuerte natural llamado El Ávila. Sin embargo, tenía sus puntos débiles. En 1595 fue invadida por piratas ingleses con un poco de ayuda: Juan Sánchez de Villapando -desterrado por su asociación con piratas- les indica un camino poco vigilado y menos evidente. A la noticia de la llegada de los piratas (si recuerdo bien), todos los caraqueños habían ido a concentrar sus defensas en todos aquellos puntos estratégicos, descuidando esta pequeña entrada.
Los ingleses (comandados por Preston) llegaron a este valle y lo encontraron desierto, excepto por el único hombre que les hizo frente: un anciano montado en un viejo rocín, quien llevaba una armadura oxidada y un bacinete a modo de yelmo. Su nombre era Don Alonso Andrea de Ledesma, y su edad rozaba ya los sesenta años. La orden estaba destinada a capturarlo vivo, pero su resistencia fue tal que no pudieron más que matarlo. Aquellos hombres se sintieron profundamente impresionados e hicieron para Don Alonso un homenaje, enterrándolo -según dicen- en la Plaza Mayor, hoy llamada Plaza Bolívar.
En Venezuela Analítica, Eduardo Casanova argumenta hasta qué punto Don Alonso Andrea de Ledesma pudo encender la imaginaría de Cervantes en la realización de aquel extraño personaje llamado Don Alonso Quijano, que todos conocemos como Don Quijote. No estoy del todo de acuerdo (por razones que quizá escriba alguna vez), pero ciertamente no deja por ello de ser un artículo interesante para ser leído.
Saludos y hasta una próxima ocasión.
En el siglo XVI, Caracas (provincia española en aquel entonces) era considerada un espacio seguro: bastaba unos pocos hombres ubicados en ciertos lugares estratégicos para defenderla de posibles invasores. Después de todo, estaba rodeada por ese fuerte natural llamado El Ávila. Sin embargo, tenía sus puntos débiles. En 1595 fue invadida por piratas ingleses con un poco de ayuda: Juan Sánchez de Villapando -desterrado por su asociación con piratas- les indica un camino poco vigilado y menos evidente. A la noticia de la llegada de los piratas (si recuerdo bien), todos los caraqueños habían ido a concentrar sus defensas en todos aquellos puntos estratégicos, descuidando esta pequeña entrada.
Los ingleses (comandados por Preston) llegaron a este valle y lo encontraron desierto, excepto por el único hombre que les hizo frente: un anciano montado en un viejo rocín, quien llevaba una armadura oxidada y un bacinete a modo de yelmo. Su nombre era Don Alonso Andrea de Ledesma, y su edad rozaba ya los sesenta años. La orden estaba destinada a capturarlo vivo, pero su resistencia fue tal que no pudieron más que matarlo. Aquellos hombres se sintieron profundamente impresionados e hicieron para Don Alonso un homenaje, enterrándolo -según dicen- en la Plaza Mayor, hoy llamada Plaza Bolívar.
En Venezuela Analítica, Eduardo Casanova argumenta hasta qué punto Don Alonso Andrea de Ledesma pudo encender la imaginaría de Cervantes en la realización de aquel extraño personaje llamado Don Alonso Quijano, que todos conocemos como Don Quijote. No estoy del todo de acuerdo (por razones que quizá escriba alguna vez), pero ciertamente no deja por ello de ser un artículo interesante para ser leído.
Saludos y hasta una próxima ocasión.
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