¿La mejor solución?

Después de un primer silencio, el hombre bajito (el padre Brown) le dijo a otro (Flambeau):

- ¿Dónde escondería un hombre sabio una piedrecilla?

Y el hombre alto contestó en voz baja:

- En la playa.

El hombre bajito asintió con la cabeza y tras otro breve silencio, dijo:

- ¿Y dónde escondería un hombre sabio una hoja?

Y el otro contestó:

- En el bosque.

- ¿Y qué haría si no hubiera bosque?

- Y bien -respondió Flambeau irritado-, ¿qué es lo que haría?

- Plantaría un bosque para esconderla en él -dijo el sacerdote con voz oscura.

- Un pecado temible. Si no hubiera ningún bosque, crearía uno. Y si quisiera esconder una hoja muerta, crearía un bosque muerto.

No hubo aún respuesta, y el sacerdote añadió todavía con mayor calma y suavidad:

- Y si alguien quisiera ocultar un cadáver, haría un campo de cadáveres para ocultarlo en él.

Gilbert Keith Chesterton



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A veces lo vivo nos cansa la vista. Entonces escondemos esa palabra en la frase limpia, un intenso anhelo en otros sueños, un rostro en muchos rostros, o la emoción en otros pálpitos.

Y la voz habla -callándose- entre tantas bocas.

4 voces:

Anónimo dijo...

en un post como éste poco se pueda comentar que no quede opacado por la luz del mismo post.

hace unos dias para darle un cumplido a alguien, publicamente, me toco escribir unos 4 párrafos llenos de metáfora.

y ayer me preguntaba por alguna de las pequeñas explicaciones de cómo funcionan las tuercas que mueven esta vida, que los escritores y los filósofos han logrado atrapar con sus frases; que aun se me escapase. Y esta es una de ellas.

Anónimo dijo...
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