Lo que he encontrado interesante (mas no necesariamente nuevo) en Candy 66 es justamente cómo se conjugan dos voces distintas en un mismo cuerpo. Yo lo siento como si una fuerza irracional e irreprimible estuviera debajo de aquella piel, ese grito educado que canta al principio. Quizá no sea casualidad que este último hable en términos de "tú", mientras que aquella voz gruesa, casi inintiligible desplaza finalmente el centro al "yo" (que no me deja, que no me deja ser...).
Bueno, es todo por ahora. Saludos.
Bueno, es todo por ahora. Saludos.
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