Si algún día llego a ser grande, me gustaría ser como Andrés Eloy Blanco.
Me hubiera gustado construir una pequeña reseña biográfica a partir de algunos fragmentos del prólogo de Domingo Milliani, realizado para la antología poética regocida por la Fundación Ayacucho (Nº 214), Venezuela. Sin embargo, el texto en sí mismo es tan rico e interesante, la biografía se presenta de una forma tan completa y contextualizada en la situación venezolana y latinoamericana de aquel entonces, que no puedo mutilar aquellas líneas, recoger sólo unas pocas y construir -al estilo Frankenstein- una biografía chucuta.
Prefiero en su lugar extraer un fragmento que muestre la nobleza, la calidad de ser humano que pisó estas tierras alguna vez:
Su retorno a Venezuela, combina la declamación de sus poemas, los agasajos y la lucha clandestina contra Gómez. En 1928 cae prisionero en la cárcel de La Rotunda.
Las cárceles gomecistas fueron escuela para elevar el nivel moral, cultural e ideológico de los prisioneros. Allí dictó Pío Tamayo sus charlas sobre "idealidad avanzada". Andrés Eloy, en La Rotunda, enseñaba clases de Historia. Leía de todo sin descanso. En un comentario a su poema "Las muertes y el caballero", se revela lector de Kempis (Imitación de Cristo), a tiempo que expresa el estado de castigo a que lo sometían con grillos de 80 libras en los pies, incomunicado y restringido en los alimentos. Su salud era precaria. Padecía un cuadro pretuberculoso. Se pedía insistentemente su libertad en documentos y cartas del país y del exterior. En 1932, José María Márquez Iragorry, pariente de Victorino Márquez Bustillos -personaje de máxima figuración en el poder gomecista-, intercede por la libertad de Andrés Eloy Blanco. Se le cambia el presidio por los confinamientos en Timotes y Valera. En ambas ciudades es acompañado por la madre y las hermanas solteras. La solidaridad de familias andinas como los Larriva de Timotes, Alfonso Mejía en Valera, le alivian aquella situación de privaciones económicas. También desde Maracaibo, Vincencio Pérez Soto (amigo suyo desde 1920, cuando coincidieron en Apure), a pesar de ser fiura política del gomecismo le tendió su mano en ofrecimiento de ayuda a través de José Miguel Terán. Dignamente el poeta la agradeció sin aceptarla.
Es hora de culminar esta nota, mas primero dejaré una serie de enlaces que les permitirá conocer un poco más de su vida y obra. Éstos son:
Los Poetas.com
Venezuela Tuya
Wikipedia
Hasta muy pronto
Me hubiera gustado construir una pequeña reseña biográfica a partir de algunos fragmentos del prólogo de Domingo Milliani, realizado para la antología poética regocida por la Fundación Ayacucho (Nº 214), Venezuela. Sin embargo, el texto en sí mismo es tan rico e interesante, la biografía se presenta de una forma tan completa y contextualizada en la situación venezolana y latinoamericana de aquel entonces, que no puedo mutilar aquellas líneas, recoger sólo unas pocas y construir -al estilo Frankenstein- una biografía chucuta.
Prefiero en su lugar extraer un fragmento que muestre la nobleza, la calidad de ser humano que pisó estas tierras alguna vez:
Su retorno a Venezuela, combina la declamación de sus poemas, los agasajos y la lucha clandestina contra Gómez. En 1928 cae prisionero en la cárcel de La Rotunda.
Las cárceles gomecistas fueron escuela para elevar el nivel moral, cultural e ideológico de los prisioneros. Allí dictó Pío Tamayo sus charlas sobre "idealidad avanzada". Andrés Eloy, en La Rotunda, enseñaba clases de Historia. Leía de todo sin descanso. En un comentario a su poema "Las muertes y el caballero", se revela lector de Kempis (Imitación de Cristo), a tiempo que expresa el estado de castigo a que lo sometían con grillos de 80 libras en los pies, incomunicado y restringido en los alimentos. Su salud era precaria. Padecía un cuadro pretuberculoso. Se pedía insistentemente su libertad en documentos y cartas del país y del exterior. En 1932, José María Márquez Iragorry, pariente de Victorino Márquez Bustillos -personaje de máxima figuración en el poder gomecista-, intercede por la libertad de Andrés Eloy Blanco. Se le cambia el presidio por los confinamientos en Timotes y Valera. En ambas ciudades es acompañado por la madre y las hermanas solteras. La solidaridad de familias andinas como los Larriva de Timotes, Alfonso Mejía en Valera, le alivian aquella situación de privaciones económicas. También desde Maracaibo, Vincencio Pérez Soto (amigo suyo desde 1920, cuando coincidieron en Apure), a pesar de ser fiura política del gomecismo le tendió su mano en ofrecimiento de ayuda a través de José Miguel Terán. Dignamente el poeta la agradeció sin aceptarla.
Es hora de culminar esta nota, mas primero dejaré una serie de enlaces que les permitirá conocer un poco más de su vida y obra. Éstos son:
Hasta muy pronto
(*) Andrés Eloy Blanco. Verso del Poema "Autoretrato", libro Baedeker 2000.
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